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miércoles, 2 de marzo de 2016

Zurdos o diestros.

En concreto, científicos británicos y holandeses han encontrado una relación con la lateralidad de la mano humana y una red de genes implicados en el momento en que el embrión deja de ser una bola de células y se convierten en un organismo con una diferenciación entre el lado derecho (dominante en el 90% de los humanos) y el izquierdo, que también se manifiesta en una diferencia entre los hemisferios cerebrales. Según exponen los autores del estudio en la revista PLOS Genetic, la clave reside principalmente en el gen PCSK6.

De hecho, al interrumpir durante sus experimentos la expresión de este gen en ratones, se produjeron defectos de asimetría izquierda-derecha, como una colocación anormal de los órganos en el cuerpo, como la ubicación del corazón y el estómago a la derecha y el hígado a la izquierda. No obstante, como advierte William Brandler, coautor del trabajo, lo más probable es que "el desarrollo de la lateralidad derive de una mezcla de genética, ambiente y presión cultural para tender a ser diestros".

Una teoría elaborada por genetistas del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos planteaba la hipótesis de que la mayoría de las personas tiene un gen dominante que las hace ser diestras. Por el contrario, a un 20% de las personas les falta este gen, por lo que tienen una posibilidad al azar de ser diestro o zurdo (al 50%). Para Klar la presencia o ausencia de este gen corresponde a una condición genética convencional, como la que determina el color de los ojos o la calvicie.

Otros psicólogos creen que la lateralidad tiene que ver con factores ambientales y depende del aprendizaje que hacen los niños de sus padres, la influencia del colegio o los hábitos que inculcan sus allegados.

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